Las estructuras en forma de malla, tejidas con los materiales de sutura de la época o formadas con materiales orgánicos como los tendones de animales, se han utilizado en reparaciones quirúrgicas durante más de un siglo. Sin embargo, no fue hasta el desarrollo de la malla de polímero sintético que tales técnicas fueron ampliamente adoptadas. Las mallas se pueden categorizar en términos de peso, tamaño de poro, material, tipo de fibra y flexibilidad. Las mallas pesadas tienden a formar una placa de cicatrización densa y se adaptan mejor a aplicaciones en las que la estabilidad mecánica es un factor a tener en cuenta. Las mallas ligeras están formadas por fibras finas y están diseñadas para flexionarse con un movimiento fisiológico normal.
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